El mundo evoluciona cada vez más a la interconexión a través de redes básicamente sociales, vía internet. Esta situación a propiciado que las grandes empresas aprovechen al máximo su potencial para llegar al cliente con inversiones no muy elevadas. La relación que suelen establecer entre ellos y el cliente suele ser digital sin que el calor humano se deje sentir entre ellos, también la agilidad en la resolución de problemas cada vez resulta más dificil de ejercer por las dimensiones y volúmes en que estas se mueven. Fijémonos sinó en las empresas de telefonía, por ejemplo.
Bien no todo tiene por que ser así, hay infinidad de servicios que demanda el mercado que necesitan del contacto humano y de agilidad para ser resueltos. Y éstos sólo están en disposición de darlos empresas pequeñas con un alto grado de profesionalización y vocación para el servicio. El trato personalizado al cliente y la agilidad en la resolución de problemas son las armas más poderosas de las pymes, pero hay que saber gestionarlas con las tecnologías del siglo XXI.